divendres, 16 d’octubre del 2009

Cabacés a Desnivel

El número 279 de Desnivel ha sigut el número escollit per l'editor per presentar la gran primícia de l'any, l'esperat article de Cabacés i la seva gent. Hem sortit a un gran número, compartint-lo amb el primer A6+ de la història obra del Pelut i l'Ester Ollé, amb el gran i admirat Ricardo Cassin, amb la primera a la sud del Cho Oyu de Dennis Urubko, la via en lliure en paret més difícil del món, Orbayu dels Pou al Picu Urriellu, i la dramàtica i trista "serpiente de verano" d'Òscar Pérez i Álvaro Novellón al Latok II (això és mala sort).
En tot cas vull agrair als redactors de Desnivel la vista i sensibilitat que han tingut creant els paràgrafs i subtítols del text i la tria del títol de l'article (ús juro que l'han triat ells!!). També un agraïment al David Munilla per les fotos. Això si, la cama estirada endarrera és pura posse...
Per celebra-ho amb els seguidors del bloc ús brindo la versió íntegra de l'article, un tostón que els de Desnivel no van voler... Vinga valents, a veure qui arriba al final!!

Cabacés (o Cabassers)... Nueve años ya en que esta palabra resuena en cada poro de nuestra piel, de nuestra conciencia, como un sueño de libertad adolescente primero, como la libertad misma desde el primer paseo, que incrédulos, realizamos esa ya lejana tarde de mayo del año 2000.
A veces olvidamos para que vinimos aquí, cual fue la excusa para abrirnos a este maravilloso mundo. Vinimos para escalar, después de haber encontrado lo que creímos que era un tesoro de roca. Nueve años después la escalada es la idea original, el inicio, el leitmotif de una relación profunda con nuestra tierra, con nuestro aire, nuestras raíces y nuestro espíritu.
Por esta razón los toques de fanatismo del ambiente de la escalada en Cabacés no pasan de una relación relajada con las rocas, amigable, en la que el rendimiento deportivo es totalmente secundario ante la vivencia hedonista que nos brinda este encantador valle. A pesar de este relajo no hemos estado parados: Unas 190 vias son la demostración viva de que no sólo hemos optado por la vida contemplativa.
Cómo la historia de la escalada en Cabacés es reciente y sin aparente evolución, puesto que se empezó a gestar como zona de escalada deportiva, sería absurdo detallar algún hito deportivo. Sólo destacar que en una ascención clásica a la aguja llamada El Gegant, Bernat Jover i Jordi Tàpia con su tradicional estilo, hallaron unos viejos clavos caseros en la cima de procedencia desconocida. Por nuestra parte, antes de empezar a equipar en Cabacés pudimos escalar las cuatro vías del Totxo dels Bombers, equipadas por bomberos forestales de verano a mediados de los años 90.
Por lo tanto la evolución de la escalada en Cabacés tiene un valor estrictamente personal y ha ido acorde con nuestro nivel, motivación y viajes o los de nuestros amigos. Así podemos recordar nuestra primera etapa, la de descubrimiento y primeros experimentos equipadores, algunos bastante torpes. Era curioso ver el interés que despertamos entre los vecinos. Para ellos, campesinos acostumbrados a convivir por obligación con el pedregoso terreno, era una novedad chocante ver a alguién interesado en las rocas que jalonaban sus trossos (terrenos), y gustosamente nos ofrecían sus rocas para que escalásemos en ellas. A la par, desarrollamos una manera de entender la escalada en la que primaba el placer, y en la que los logros deportivos del personal servían, a lo sumo, para decidir quién pagaba la ronda (rondas que por supuesto nadie pagaba). Es testigo de este proceder el excepcional pie de vía de Can Adefecio, sin duda uno de los mejores del mundo, y en la que el escalador podía ser animado o abucheado según el estado anímico de un muy bien acomodado auditorio.
Un buen día (o noche) recogimos en la carretera de Falset a un chaval de aspecto desaliñado y salvaje, de nombre Hugo, que venía del norte y hablaba con acento muy raro. Claro, es que era eslovaco. Así que nosotros le ahorramos un paseo nocturno de 15 quilómetros y él a cambio nos mostró hasta dónde se puede llegar con imaginación y poco dinero. Se inició la etapa de las visitas de eslovacos, todos viajeros con bolsillos vacíos pero con gran sensibilidad para la música y la comprensión de la naturaleza . Recuerdos de esa época son los paseos bajo la luz difusa de lunas en eclipse, las juergas nocturnas con música acústica en la Covassa, las actuaciones circenses con fuego, los talleres de pasteles aromáticos y panes variados y una gran sensación de comunión con la madre naturaleza. En cuanto a escalada se refiere, Rudo y Katka nos legaron “Klobassa” (típico embutido eslovaco), en la Cova de l’Auriona (Cueva de la Golondrina) un supertecho de 20 metros salpicado de distanciados agujeros que espera pacientemente un primer ascencionista (rondará el 8c?).
Con el reconocimiento de la inexistencia de límites entramos en una etapa de estimulante crecimiento espiritual, de descubrimiento a través de ayunos, yoga y apertura de la conciencia. No en vano nos encontramos en Montsant (Montaña Santa), lugar ancestralmente apartado y escenario escogido como rincón de expansión de la conciencia por eremitas y místicos de la que son testigos las numerosas ermitas que jalonan la sierra. Como reza el inicio del ordenamiento del orden cartujano de San Bruno establecido en el siglo XII en Scala Dei (a los pies de Montsant): En el silencio de la naturaleza se puede escuchar a Dios. A la par llegó nuestra época, lejana ya, de máximo fulgor deportivo, bien modesto en un nivel general por lo que sería absurdo detallarlo. Fue el momento también de fraguar una forma de vida indefinible pero plena, transmisible entre gentes de buena voluntad (bidireccionalmente) con algo de apertura y calma, mediante tertulias ante el fuego del refugio o ante la fuente en el frescor nocturno del verano. Se trata de la cristalización de una forma de entender la escalada como movimiento e idea (de la que por supuesto no somos pioneros, huelga decirlo), un corpus más complejo de lo que un simple croquis con grados puede mostrar.
Finalmente llegaron nuestras preciosas hijas, que con su sonrisa y carácter demuestran que estamos en el buen camino para tener un mundo mejor, en el que un desconocido puede ser un amigo con sólo una leve mirada que se cruza, cosa que hemos aprendido de los amables Cabacerols, gentes confiadas de gran curiosidad con los visitantes y de conversación fácil y agradable. Un mundo mejor dónde el grado asignado a las vías ocupa el lugar orientativo que no debió abandonar y ya no sirve para hinchar egos... O almenos no los nuestros, aunque esto puede que sea una excusa barata ya que hace mucho que no encadenamos nada destacable, quién sabe... En todo caso, en Cabacés, a pesar de seguir graduando las vías (no así los búlders), el grado cómo entidad propia murió durante el verano del 2008, al grito premonitorio de “El grau ha mort!!!” (el grado ha muerto), lema nacido probablemente durante una juerga nocturna regada con efluvios, no lo recuerdo con exactitud. Estamos también en una época de apertura a la comunidad escaladora (a pesar de que Cabacés nunca ha sido un Secretivo, puesto que nunca hemos escondido nuestro origen al viajar) después de muchos años de soledad en los pies de via, por lo que no es raro ver peña escalando habitualmente en un entorno y píes de vía todavía limpios y con vegetación, esperemos que dure. También me gustaría destacar las catas enogastronómicas que se han desarrollado en los últimos tiempos, sobretodo desde que han aparecido los amigos vascos con sus quesos artesanales y su cultura y lengua milenarias. El vino y la buena mesa pueden ser una buena razón para visitar el refugio y relajar los antebrazos y la mente con el elixir, la sangre de la vida (no en vano estamos en una tierra que respira vino...).

LA ESCALADA

El tipo de escalada en Cabacés se aleja del arquetipo de la escalada en Montsant y Margalef, a pesar de compartir el tipo de roca. Cabacés se encuentra en las últimas estribaciones occidentales de Montsant, a baja altitud (entre 300 y 700 metros), por lo que la roca mayoritaria es un conglomerado más viejo, de capas más profundas, de grano más fino y con más proporción de arenitas que de sedimentos calcáreos en su cemento. El resultado es una roca de agarres más pequeños y formas redondeadas, donde predomina el bidedo y las piedras de río (còdols) estilo Montserrat, dando lugar a una escalada técnica y difícil a vista, que requiere de dedos acostumbrados a arquear y a sentir el tacto sobre formas romas, pero también de primeras falanges acostumbradas a tirar en extensión en bidedos y monodedos. Por lo tanto se trata de una escalada exigente dónde no basta con estar fuerte, es necesario usar la cabeza y los pies, pero donde también es necesaria una buena dosis de fuerza bruta en largos bloqueos sobre presa pequeña. A pesar de ello, al tratarse de una roca de mucho relieve siempre podremos encontrar algún canto o rugosidad invisible que se adapte más a nuestros dedos, estilo o técnica de pies. Pero no os asustéis adictos al plafón, es una roca muy variada, con tramos profusamente agujereados, a veces en desplome, planteando movimientos atléticos, siendo el número de cuevas innumerable. De todas maneras, y en cuanto a cuevas y desplomes para vías estratosféricas se refiere, no es oro todo lo que reluce, y hay que reconocer que, dependiendo del sector, es habitual encontrarse con lajas sueltas, patatas engañosas y bastante líquen, por lo que el trabajo del equipador no es fácil. Pero incluso ante tal situación, ha prevalecido la autenticidad en nuestra concepción de la escalada y no se ha gastado ni un gramo de sikadur ni tan siquiera para reforzar cantos, por lo que nos encontramos en un sitio dónde la escalada es cien por cien natural. Ni cabe decir que no existe ni un sólo canto artificial en Cabacés, innecesarios con tanta roca a nuestro alrededor y tanto relieve. Incluso es habitual encontar agujeros algo dolorosos, pero hay que saber distinguir entre un relieve peligroso para los tendones y un canto algo agresivo. Hemos evitado tirar de lima sistemáticamente convirtiendo todos los agujeros en formas redondeadas y de agradable tacto a gusto del consumidor, entiéndase, como presas de rocódromo. Nos encanta sentir el tacto diferente de cada presa, y siempre hemos optado por fortalecer nuestra piel y tendones antes que por limar y domar nuestra querida roca. Lo habitual es encontrar agujeros agradables y patatas que respetarán en gran manera nuestra sensible piel.
Por lo demás, también como sello de identidad de Cabacés y a diferencia de lo habitual en Montsant, predomina la escalada de fuerza-resistencia con tramos duros y vias salpicadas de pasos de bloque (uno detrás de otro) por encima de la continuidad pura. Teniendo esto en cuenta, por suerte, la altura máxima de las vias es de 30 metros y la media se sitúa en los 15-20 metros. Y digo por suerte porque os puedo asegurar que vías en apariencia cortas y pequeñas, después de ser escaladas ya no parecen tan cortas... Es destacable por otra parte que la gran variedad de formas da vías con mucha personalidad, no hay dos iguales, e incluso contamos con vías únicas en el mundo por textura y gestualidad, pero dejaré que las descubráis por vosostros mismos...

LOS SECTORES

Antes de hablar de cada sector es importante mencionar la belleza de estos boscosos parajes incluidos en el parque natural de la Serra de Montsant. No se trata de sectores de acceso fácil (pistas o senderos) pero son accesibles andando desde el pueblo con paseos de entre 15 y 40 minutos, por lo que es un buen sitio para abandonar la vorágine de la vida urbana y dejar aparcado y tranquilito el coche.
Por otra parte las orientaciones son variadas, predominando en general la orientación este y oeste, por lo que los sectores cuentan con sol y sombra por la mañana o por la tarde. Si a esto añadimos las diferentes incidencias de los vientos locales tenemos como resultado que escogiendo bien el sector para la época y horario podemos escalar todo el año, e incluso estar fresquitos por las tardes del ardiente verano, lo habitual por estos lares. Sino, siempre nos quedará el río o la piscina...
El sector donde empezó todo fue en Els Solans, las paredes que dominan el
pueblo, y que cómo su nombre indica reciben los primeros rayos de sol del día. Aquí la roca puede calificarse de excelente, limpia y sólida y de colores y texturas variados. La gran equipadora de estos sectores ha sido Isa a la que debemos la mitad de las vías y las más clásicas. Encontramos gran variedad de dificultades en sectores muy juntos con pies de vía muy buenos o directamente paradisíacos (Can Adefecio). Bonitas vistas del pueblo y de la Serra Major (Montsant) y un bonito paseo para acceder al sector, ideal para calentar, pasando por los Blocs del Camí donde equipamos nuestras primeras vías (en general cortas y anecdóticas).
En el fondo del Barranc de Montsant, dirección a la ermita de La Foia encontramos Els Tormegals y Lo Paredon. Se trata el primer sector de un conjunto de bloques (Tormos en el dialecto local) en el fondo del barranco con sombras y rincones exhuberantes y vías predominantemente bloqueras. Destaca La Fresca por ser un lugar ideal para verano. Lo Paredon es la pared que domina estos bloques, un sector grande con vías más contínuas, algunas bastante dificiles, donde encontramos una roca gris de romos y agujeros (también romos) con bastante líquen pero que poco a poco va quedando bien limpio. Personalmente estoy totalmente enamorado (amor de padre) de este sector y de sus vías, auténticas cajas de sorpresas.
El otro gran sector es Les Crestes, en el vecino Racó de les Valls subiendo a la Font de Cavaloca. Una impresionante cresta de conglomerado calcáreo donde predomina la continuidad en muros tiesos de agujeros y regletas, siempre con secciones técnicas y que se debe enteramente al trabajo de Bernat Jover Rumbateam. Buenas vistas y buena ventilación para el verano, con predominancia del grado medio.
El resto de sectores se encuentran diseminados por la zona. Normalmente se trata de sectores pequeños pero de gran encanto que serán ampliados en los próximos años, puesto que queda mucha y buena roca virgen. Algunos sectores tienen gran personalidad como Calisay, una placa gruyère homógenea con 8 vías de agujeros o l’Onada, sector equipado este último por Joan Ribera y Fidel Gutiérrez constitiudo por una cresta calcárea, técnica y tiesa, y que es un gran ejemplo de mini Verdon (muy mini): placa de calcáreo gris, río y ambiente aéreo. Existen aquí unas diez vías, muchas de séptimo grado.
En los últimos años también han nacido sectores de búlder, a pesar de mi tozudez y empeño en creer que el conglomerado no da buenos búlders. Pero gracias a la insistencia de Albert Jover Kueka, me puse manos a la obra y tenemos una bonita zona de bloque con unos cien pasos abiertos, ni marcados ni graduados, pero con gran variedad de dificultades y con algunos bloques hiperestéticos sobre romos y regletas, quedando, así cómo a vías se refiere, un grandísimo potencial por descubrir... Pero aquí la vida va pasando lenta y sabiamente, en harmonía, por lo que el crecimiento de éstos y nuevos sectores estoy seguro que seguirá un proceso pausado, natural, cómo el fluir de las estaciones.

AGRADECIMENTOS

Toda esta vida que he intentado cristalizar en estas líneas no hubiese sido posible sin la ayuda de nuestros amigos y familiares. Son innumerables ya los ratos inolvidables pasados en este rincón de mundo, por lo que no me atrevo a mencionar a nadie explicítamente. Todos sóis Cabacés. Debo mencionar también la colaboración de Esports Dom y de Fixe en la adquisición del material para equipar. Un agradecimiento muy especial para los habitantes de este pueblo y esta comarca, que tanto nos han dado, sobretodo en lo que se refiere al amor por el vino, los olivos, la tierra y la vida rural y a la adquisición de hábitos saludables de vida, verdura y fruta del huerto, ritmo de vida pausado dónde todo momento es bueno para establecer una conversación... Y un último espacio más corto pero no menos importante para Ricardo y Neus, muchas gracias de todo corazón.

Ferran Mestres

8 comentaris:

Anònim ha dit...

AL GRAU A MORT !!!!!!!

Anònim ha dit...

VIVA LA TENDINITIS!!

Pietro ha dit...

Molt bé Ferran, veig que a part de bon cuiner i bon escalador, també ets bon escriptor, jejeje. Així que "el grau ha mort", casum dena, ara que començava a aparèixer algun 7 en el meu currículum.
Per cert, ja vaig veure al llibre de piades del refu que algú parlava d'escalada a L'Albagés; és una zona d'esportiva o de boulder?

Kbcés ha dit...

Hola Pere, l'Albagés és bulder, molta gent ho considera un sector del Cogul, però pels que ho vam obrir ésl'Albagés.
salut

Mohawk ha dit...

VIVA LA "BARONIA DE CABACÉS", a bona temperatura i en copa :P

Salutacions familia!


D.O Montsant ;)

Kbcés ha dit...

salut mohawk!! hau

un tal Pinxo ha dit...

Felicitats per el article...

Kbcés ha dit...

gràcies pinxo